BRUSELAS, 10 de Junio de 2021- Cada año, decenas de miles de personas de África viajan a Europa para trabajar junto a una mano de obra agrícola nacional en declive. Las granjas de los estados miembros de la UE es una industria que se está volviendo cada vez más dependiente de los trabajadores temporeros migrantes.
Cuando la pandemia interrumpió los viajes internacionales en abril de 2020, la cosecha de primavera en toda Europa se puso en peligro, lo que reveló el grado de dependencia de la UE de los trabajadores temporeros y sus difíciles condiciones de vida. Además, la pandemia ha atraído una renovada atención a las crisis económicas, la pérdida de tierras por parte de los agricultores y otros factores que están impulsando a las personas a abandonar las zonas rurales de África.
“La forma en que se organizan los asuntos agrícolas no es sostenible ni equitativa, ya sea en Europa, África o en cualquier otro lugar del mundo. Hay cuestiones fundamentales que deben examinarse a la luz de principios como la unidad de la humanidad”, dijo Rachel Bayani, de la Oficina de la Comunidad Internacional Bahá’í en Bruselas (CIB), en un seminario en línea celebrado por la Oficina el miércoles pasado.
La reunión es parte de una serie de seminarios, copatrocinada por la Oficina de Bruselas y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que reúne a responsables políticos, académicos y organizaciones de la sociedad civil de Europa y África para explorar la relación entre agricultura, sostenibilidad rural y migración, particularmente en el contexto de asociaciones entre las dos regiones.
Rodrigo de Lapuerta, Director de la Oficina de Enlace en Bruselas de la FAO, habló sobre el enfoque novedoso de los seminarios: “La FAO estima que el 80% de todos los movimientos involucran áreas rurales. La migración y la transformación rural, con la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios, están totalmente interrelacionadas. Sin embargo, no creo que estos dos problemas se hayan tratado a menudo de forma conjunta».
Los asistentes a las reuniones han destacado diferentes aspectos de los vínculos entre la migración y la agricultura. «Muchos factores influyen en por qué y cómo las personas migran de las zonas rurales … [pero] es esencial que esta migración se realice por elección, y no por necesidad», dijo el Sr. Ola Henrickson, Director Regional de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El seminario más reciente se centró especialmente en la viabilidad del sector agrícola de la UE y la necesidad de repensar los sistemas de producción. “Debemos recordar que nuestra seguridad alimentaria depende del respeto de los derechos de nuestros trabajadores agroalimentarios”, dijo Máximo Torero Cullen, economista de la FAO, en una reunión reciente. «La pandemia nos ha demostrado lo indispensables que son los migrantes … pero también ha puesto el foco en las malas condiciones de vida y de trabajo en el sector [agrícola] y la invisibilidad de estos trabajadores».
El Dr. Torero Cullen y otros participantes enfatizaron que las políticas de los estados africanos y europeos y los organismos regionales dirigidos a construir sistemas alimentarios y agrícolas sostenibles deben poner en el centro los intereses, la seguridad y el bienestar de los trabajadores agrícolas.
“Muchos Estados miembros de la UE enmarcan sus planes de trabajadores temporeros principalmente en términos de satisfacer las necesidades del mercado laboral en casa”, dijo Camille Le Coz del Instituto de Política Migratoria de Europa. Sin embargo, destacó que algunos países están considerando otros enfoques, incluido el encuadre de las políticas migratorias en torno al “codesarrollo”, creando acuerdos que sean beneficiosos para los países emisores y receptores, así como para los propios trabajadores.
Reflexionando sobre la reunión, la Sra. Bayani afirma: “Nuestros sistemas económicos y agrícolas actuales y sus implicaciones para la migración, el medio ambiente, la nutrición y los medios de vida deben ser examinados de cerca. Las enseñanzas bahá’ís ofrecen ideas que pueden ser útiles en esta conversación: que la cuestión de la economía debe comenzar con el agricultor, porque el agricultor ‘es el primer agente activo en la sociedad humana’. Esta idea puede permitirnos explorar posibilidades para diferentes formas de ver los sistemas de producción».
Ella continúa: “Los temas discutidos en estos seminarios reflejan solo algunas de las profundas preguntas que tiene ante sí la humanidad. Las enseñanzas bahá’ís prevén que todos los elementos de la sociedad, incluidas las relaciones económicas, tendrán que sufrir una profunda transformación a la luz del principio esencial de la unidad de la humanidad».
Los seminarios futuros durante los próximos meses continuarán analizando la agricultura y la migración, centrándose en temas como la educación y el futuro de las aldeas.
Fuente BWN (Bahá’í World News)
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