Las Palmas de Gran Canaria, 24 de mayo de 2023 – Durante el pasado fin de semana tuvo lugar la Convención Bahá’í de las Islas Canarias donde se eligió al órgano de gobierno de la comunidad bahá’í llamado la Asamblea Espiritual de las Islas Canarias. Durante dos días los delegados deliberaron acerca de cómo contribuir al bienestar material y espiritual de la ciudadanía canaria.
Este año el lugar que se eligió para la celebración de la Convención fue la Gerencia del Valle de Jinámar barrio perteneciente a dos municipios: Telde y Las Palmas de Gran Canaria. Cada año la comunidad bahá’í de Canarias representada por diecinueve delegados, elige a su órgano de gobierno compuesto por nueve personas. Es este proceso electoral no está permitido las candidaturas y hacer campaña en favor de alguna persona o tendencia de opinión. La votación es secreta. Sólo se encomienda elegir a aquellas personas que reúnan las cualidades necesarias de lealtad incuestionable, de dedicación sin egoísmo, de mente bien preparada, de reconocida capacidad y experiencia madura.
Mientras los miembros de cada órgano de gobierno local los eligen directamente los miembros de su propia comunidad local, los integrantes de la Asamblea Espiritual de las Islas Canarias, se eligen por medio de un sistema de dos niveles. Todos los miembros adultos de la comunidad bahá’í de una unidad electoral determinada eligen un número específico de delegados. Este número depende del tamaño y el ámbito de la comunidad bahá’í en aquella región concreta del país. En el caso de Canarias se corresponde al número de diecinueve delegados.
El objetivo principal de la convención anual es la elección de los miembros del nuevo órgano de gobierno y deliberar acerca del papel de la comunidad bahá’í para el mejoramiento de la sociedad. En esta consulta amplia y franca los delegados hacen propuestas a la nueva asamblea espiritual elegida para que las tenga en cuenta durante el nuevo año administrativo.
Para la consulta de los delegados se abordaron fundamentalmente tres temas:
1.Cómo fortalecer el modelo de acción y fomentar la participación universal
2.Cómo alcanzar un visión expansiva de las posibilidades del Instituto Bahá’í de Capacitación y Desarrollo Comunitario
3.Cómo lograr una coherencia en las tres esferas de acción: expansión y consolidación, acción social y participación en los discursos prevalecientes de la sociedad.
El representante del Cuerpo Continental de Consejeros de Europa, D. Orlando Ravelo, compartió algunas reflexiones acerca del Instituto de Capacitación: “El Instituto es un sistema que pone como protagonista a la humanidad entera. El Instituto ya no está para desarrollar recursos humanos sino para liberar el potencial de una población”.
Desde hace años, los bahá’ís se esfuerzan mayoritariamente por establecer procesos de desarrollo comunitario en pueblos y barrios de ciudades. En estos contextos geográficos relativamente pequeños, personas y colectivos de todos los orígenes aprenden a trabajar en equipo para mejorar la vida espiritual, económica y social de su entorno.
Este proceso, al que a veces los bahá’ís se refieren como «construcción de comunidad», se inicia con una serie de actividades de naturaleza educativa que se complementan con otras de carácter devocional. Sin embargo, por muy sencillo que parezca al principio, lo que pretende es empoderar a grupos crecientes de personas para que emprendan un sendero de transformación colectiva a largo plazo que logre generar barrios, pueblos y ciudades sostenibles en todos los aspectos.
Durante la convención se hizo cada vez más patente la importancia de trabajar por la transformación social desde los barrios. Ver la afinidad entre las personas más que las diferencias, tener esa mirada expansiva e inclusiva, y promover la cooperación entre personas y grupos afines como elementos clave para el desarrollo de un barrio.
Algunos delegados ilustraron a través de experiencias personales, cómo está siendo esa cooperación entre grupos de personas que quieren contribuir a la mejora de su entorno. En muchos municipios desde el área de participación ciudadana se promueve este mismo objetivo. En última instancia son los ciudadanos los que toman las riendas y se convierten en protagonistas de su propio destino.
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