NUEVA YORK, 5 de abril de 2024, (BWNS) — En el 68º periodo de sesiones de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW por su sigla en inglés) de las Naciones Unidas, la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB) subrayó el papel decisivo de las instituciones en el desmantelamiento de las barreras que impiden la plena participación de las mujeres en la sociedad. Sobre esta idea gira la reciente declaración (en inglés) de la CIB y se inspira en sus aportaciones de larga data a los debates mundiales sobre la igualdad de mujeres y hombres.

En un acto celebrado en el marco de la Comisión, Liliane Nkunzimana, representante de la Comunidad Internacional Bahá’í de la Oficina de Nueva York, compartió una experiencia de Zambia sobre la forma en la que las instituciones pueden fomentar la mejora social cuando se guían por el principio de la igualdad de mujeres y hombres.

En una comunidad local bahá’í, su Asamblea Espiritual adoptó un papel proactivo al organizar una reunión de unas ciento veinte mujeres de distintas confesiones religiosas, en colaboración con los jefes de la aldea, para analizar el progreso de las mujeres. Al asumir la responsabilidad de toda la organización logística, incluyendo la preparación de las comidas, los miembros varones de la Asamblea Local junto con otros hombres de la comunidad hicieron posible que las mujeres que sirven en la Asamblea y otras mujeres pudiesen participar plenamente; un nivel de apoyo descrito por muchos como un cambio extraordinario en el contexto histórico de su sociedad.

El resultado fue de gran calado: este acontecimiento dio lugar a proyectos como las clases de alfabetización para mujeres, el apoyo a los proyectos agrícolas locales y la creación de una caja de ahorros local para la generación de ingresos.

Daniel Perell, otro representante de la Oficina de Nueva York, profundizó sobre el principio de la igualdad, señalando que trasciende la mera paridad de estatus: «Se trata de dar forma, de manera colaborativa, a una nueva realidad, algo que aún tenemos que visualizar en su plenitud».

Durante la larga semana de sesiones de la Comisión, la Comunidad Internacional Bahá’í organizó ocho actos, que reunieron a más de 570 participantes. Entre ellos, se contó con representantes de los Estados miembros, agencias de las Naciones Unidas y organizaciones de la sociedad civil, lo que subraya el espíritu de colaboración y diálogo entre los diversos actores sociales.

La delegación de la Comunidad Internacional Bahá’í ante la Comisión, compuesta por Nkunzimana, Perell y más de dos docenas de delegadas, representaba un amplio abanico de experiencias de la comunidad mundial bahá’í. El grupo estaba integrado por miembros de las oficinas de la CIB de Addis Abeba, El Cairo, Ginebra y Nueva York, junto con miembros de las comunidades nacionales bahá’ís de Alemania, Australia, Bahrein, Brasil, Canadá, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Omán, Reino Unido y Túnez

La Comunidad Internacional Bahá’í junto con la Oficina de la Consejera de la Presidencia del Gobierno de Kenia sobre los Derechos de las Mujeres, organizó un acto centrado en el fortalecimiento de las instituciones para el progreso de los derechos de las mujeres en África.

Las oficinas de la Comunidad Internacional Bahá’í en Nueva York y Ginebra organizaron conjuntamente un acto que enfatizó la campaña «Nuestra historia es una» y el poder de la acción individual y comunitaria para lograr el cambio.

La diputada Gathoni Wamuchomba, de Kenia, recalcó que el camino hacia la igualdad en todo el mundo trasciende la etnicidad y la religión. Destacó los aspectos universales de sus desafíos y subrayó la importancia del viaje colectivo hacia la igualdad.
Azza Karam, presidenta de Lead Integrity y antigua secretaria general de Religiones por la Paz, espresó la misma idea: «Nuestra historia es una y nuestra lucha también necesita ser solo una. Si hay una cosa que ha caracterizado los movimientos de mujeres en cualquier parte del mundo es que insistimos sistemáticamente en estar hombro con hombro porque las mujeres son mujeres en cualquier lugar».
Otra ponente, Kristina Arriaga, administradora del Consejo de Supervisión de Meta, declaró: «Todos nacemos con dignidad humana, independientemente del color de nuestra piel, de nuestro género o del país en el que hayamos nacido».


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