Islas Canarias, 7 de agosto 2020 La situación de las familias tras el confinamiento anima a la Comunidad Bahá’í a sumarse a la iniciativa de un Campamento Urbano en Jinámar.

Motivados por el deseo de servir a la humanidad y contribuir a un cambio social constructivo, la comunidad bahá’í lleva años trabajando en el barrio de Jinámar, con el propósito de promover el bienestar social de las personas de cualquier condición que residen en el barrio. Durante todo este tiempo ha tenido lugar un proceso de aprendizajes enfocados en el campo educativo a través del Instituto de Capacitación y Desarrollo Comunitario, el cual ha permitido a personas de todas las edades aprender acerca de la importancia de cultivar las cualidades del alma y utilizar nuestras capacidades para el servicio a la comunidad en la que vivimos, y así avanzar poco a poco en el doble propósito moral: desarrollar y expresar sus potencialidades inherentes, al mismo tiempo que contribuimos al mejoramiento de la sociedad.

Además, durante estos años se ha podido entablar conversaciones con la población joven del barrio, de manera que poco a poco algunos han asumido mayor conciencia de cuál es su papel como joven y convertirse en líderes comunitarios, empoderándose para acompañar a los niños, niñas y prejóvenes (adolescentes de entre 11 y 15 años), una generación que tiene el potencial de transformar la realidad, si recibe la atención adecuada y se le brindan las herramientas necesarias para ello. Al mismo tiempo, más y más familias se han ido sumando al proceso y han empezado a apreciar el beneficio que tienen estas actividades educativas en la vida de sus hijos e hijas, así como el valor de los principios que fomentan la unidad, la igualdad, la tolerancia, la justicia o la cooperación, contenidos en las enseñanzas de Bahá’u’lláh.

Durante todos estos años, la comunidad bahá’í ha establecido contacto con otras entidades que también están prestando un valioso servicio a la gente de Jinámar. Con el tiempo, este contacto se ha convertido en una colaboración cada vez más estrecha en pro del mejoramiento comunitario. Este verano, se vio necesario y prioritario atender a las familias, dada la situación que hemos padecido en estos meses y que aún estamos padeciendo a causa de la crisis sanitaria y económica, y a raíz de esto varias entidades del barrio se unieron para llevar a cabo un Campamento Urbano, así pues el Club Deportivo “Axinamar”, la Asociación Cultural “Entre Amigos”, la Asociación de Vecinos “Cedros del Cortijo”, la Asociación Educativa “Educom Canarias” y la Comunidad Bahá’í a través del Instituto de Capacitación y Desarrollo Comunitario, con el seudónimo de IBICO (Impulsores del Bienestar Comunitario), convencidos de la necesidad preocupante existente, se pusieron en marcha para dar forma a este proyecto que permitiría reestructurar los hábitos saludables de los más jóvenes, ayudar a las familias a tener su espacio para la organización de sus tareas y hogares, y ayudar a que los participantes recibieran educación integral, pudieran desarrollar actos de servicios comunitarios, se divirtieran de forma sana, tuvieran un desayuno saludable e interactuaran con otros vecinos y vecinas del barrio.

Para el desarrollo de las actividades del campamento se utilizaron las instalaciones del invernadero ubicado en el maravilloso Parque Jaime O’Shanahan (más conocido como el “Parque de las 1000 palmeras”), así como toda la zona al aire libre en los alrededores, con el permiso del ayuntamiento de Telde. Todas las actividades estuvieron centradas en ayudar a los niños, niñas y prejóvenes a apreciar la necesidad de vivir en armonía con uno mismo, con nuestras familias y con nuestro entorno. Se formó un equipo de maestros y maestras para los niños y niñas de 5 a 10 años, los cuales se distribuyeron por edades en 3 grupos. El equipo de animadores y animadoras, por su parte, estuvo acompañando a los prejóvenes en 2 grupos. De esta manera, estos recursos humanos (en su gran mayoría jóvenes de entre 16 y 20 años) pudieron desarrollar su capacidad de planificar las actividades, acompañar a los niños, niñas y prejóvenes día a día y reflexionar juntos sobre su propia experiencia después de cada jornada. Las diferentes temáticas del campamento fueron: “Aprendiendo a vivir en Armonía con la familia y con el barrio”,“Aprendemos el poder de la consulta, la expresión y el lenguaje Amable”, “Aprendiendo sobre el Medioambiente, la Ecología y el Servicio” y “Aprendiendo a Cuidarnos y a cuidar a las demás personas”.

Y no sólo los más jóvenes, las familias compartieron reflexiones de cómo mejorar la convivencia, con el lema “Aprendiendo en familia” cada miércoles padres y madres se reunían durante una hora y media para tomar cafecito y profundizar a través de la reflexión y las dinámicas sobre cómo poner límites sanos, la importancia de utilizar el lenguaje de las virtudes, celebrar todo lo bueno y aprender sobre el la importancia de mostrar afecto. En definitiva se facilitaron herramientas que pretendían fortalecer la convivencia.

Entre los servicios que se pudieron realizar en el campamento se puede destacar la iniciativa de los prejóvenes para acondicionar la zona de rampas y baños en el parque de la Casa de la Condesa, los cuales estaban rotulados con frases y dibujos que no agradaban a los chicos y chicas. Desde la Concejalía de Parques y Jardines facilitaron pintura con las que se repintaron las diferentes zonas. Otra de las actividades a destacar fue la plantación de tarajales, tajinaste blanco, guadiles, ayagapapus y lavanda canaria en una zona cercana al antiguo invernadero, que gracias a la colaboración de Miguel, un padre de una prejoven participante y vecino del barrio se pudo realizar, y donde todos los participantes ayudaron en la actividad con ayuda del personal de mantenimiento de este precioso parque, y que justo al día siguiente montaron el riego por goteo, permitiendo que el servicio prestado tenga un sostenimiento y futuro prometedor.

Otras muchas actividades se llevaron a cabo, las cuales ayudaron a reforzar los aprendizajes vividos, como los talleres de repostería de Sara una vecina de la zona del Cortijo de Belén, o la participación de Montse Santana reforzando el folclore canario, también aprendieron sobre el papel de la policía gracias al comisario Jesús García y la agente Cristina Quevedo, sobre cómo atender a nuestras mascotas a través de la Asociación Cultural de Bienestar Animal de Jinámar, o el servicio de la ambulancia y los primeros auxilios que la Unidad de Salvamento y Emergencias Salva-Emer ofrece en Jinámar, y que decir del encuentro con las mariposas monarcas que Ramón Falcón y sus hijas les brindaron, o el taller ofrecido por Arturo Boyra y sus compañeros del proyecto “Me cuido, Te cuido, Cuidamos” donde reflexionaron de forma divertida de cómo nuestras acciones tienen influencia en el entorno físico y emocional.

El campamento se organizó tras el confinamiento y estado de alarma por el COVID-19, por lo que se preparó atendiendo a las medidas de higiene y seguridad requeridas por la situación sanitaria actual. Fue un auténtico desafío el idear la forma de llevar adelante las actividades y al mismo tiempo que respetar todas estas medidas, pero gracias a la colaboración de todos y todas pudieron disfrutar de un estupendo campamento, donde participaron un total de 79 niños, niñas y prejóvenes a lo largo de cuatro semanas desde el 13 de julio al 7 de agosto, de lunes a viernes en horario de mañana.

El servicio desinteresado de unas 40 personas voluntarias, en su función como animadores de los prejóvenes o maestros de los niños y niñas, en labores de logística, preparando talleres diversos u organizando las actividades deportivas, fortalecieron uno de los principios fundamentales que motivaron este proyecto: utilizar las capacidades de cada uno para el servicio. Se contó además con la generosa colaboración de varias empresas y entidades del barrio que a través de aportaciones de materiales y alimentos, ayudaron a que este hermoso proyecto se desarrollara.

Tras la evaluación y reflexión, la organización afirma que “la experiencia ha permitido que se estrechen los lazos entre vecinos y vecinas. Es fundamental que se continúe y aumente el compromiso de más personas para dedicar su tiempo y energía, y se apropien de esta herramienta para utilizarla en pos de la transformación y el mejoramiento del barrio, y que los más pequeños sigan recibiendo una atención y una educación moral y espiritual combinada con la diversión sana y el servicio, que les permita sacar lo mejor de sí mismos”.Un buen arranque, a raíz del campamento, ha sido la continuidad de las actividades todos los martes y jueves por la tarde en el mismo lugar, con la intención de que sigan desarrollándose de manera descentralizada en diferentes zonas de Jinámar en meses posteriores.

 


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